ncidente ocurrió frente a una puerta; la víctima cuestiona el contacto físico no consentido.
“Vamos a vivir aquí para siempre”, fue la afirmación hecha por un hombre, identificado como supuesto predicador, dirigida a una joven, al tanto de que “se le fue la mano para abajo”.
Ante esas palabras, la muchacha respondió con una pregunta directa: “¿A usted no le da miedo eso?”. El hombre contestó: “No, mi amor, porque yo estoy teniendo la Biblia”, mientras se encontraba del lado de afuera de una puerta.
La joven estaba del otro lado, frente a él, cuando ocurrieron los hechos que ella consideró inadecuados. Durante la interacción, la mujer lo cuestionó claramente: “¿Por qué usted me está agarrando?”.
Pese al comportamiento del hombre, ella le comunicó que no se había sentido ofendida luego de que él le preguntó si era así. “A mí me gusta es que me den masajes”.
Sin embargo, la joven expresó con firmeza su incomodidad y rechazó la situación que acababa de vivir frente al sujeto.
“No está bien. Vaya con Dios, usted es un maniático. ¿Por qué usted me toca?”, dijo la mujer al finalizar el encuentro.
El incidente ha generado atención por el tipo de conducta señalada y las expresiones realizadas por ambas partes.